Bajo el pueblo de Cosio nace sigiloso este arroyo susurrando entre las rocas y las verdes arboledas. Adorna su nacimiento un manto de mugos y líquenes al que saludan los pájaros con sus silbidos cantarines.
Todavía es una incógnita de donde vienen estas aguas.
Unos piensan que son aguas sumidas del nansa en una zona entre Cosio y Rozadío yamada la Revuelta. Otros que viene de la canal de Juanfría en una zona donde el agua se pierde entre las rocas sin saber su paradero.
Y por ende hay algunos que piensan que de ambos son sus aguas.
Apostada en un singular rincón, de una extensa braña en la falda norte de Peñasagra, observa pasiva el devenir del ganado y el olisqueo de trote en trote de la fauna salvaje.
Esta antigua y tristemente denostada cabaña, persevera a duras penas en permanecer sobre sus cimientos.
En los tiempos que corren quién se preocupa de un puñado de piedras. Unas piedras que son símbolo de un estilo de vida "recio" en la que el hombre se servía de lo que la naturaleza amablemente ofrecía, no de lo que él la exigía, en un sistema sostenible.
En estas Cabañas-chozo los pastores se han refugiado durante siglos del miedoso frío de la noche, del lúgubre aullido del lobo acechando en la mata.
Junto con ellos en ocasiones, o en otros recintos similares, albergaban a recién nacidos terneros o corderos.
Muchas son las cabañas que sostiene Peñasagra, ya son tantos los siglos de romance entre estas chozas y las verdes majadas que se funden en uno mimetizadas en el paisaje y poco a poco se diluyen piedra a piedra desperdigándose en el entorno como si allí no hubiese pasado nunca nada, soportando el futuro entre la maleza olvidadas.
En una ladera que baja de Peñasagra junto a un pequeño arroyo nos encontramos esta fuente de puras aguas cristalinas.
Este manantial ha saciado la sed, generacion tras generación, de gentes que han transcurrido por este lugar ya fueran labradores de los invernales que hay a su lado o meros paseantes o diferentes oficios relacionados con la montaña.
Yo mantengo un recuerdo muy emotivo de este venero de agua clara y la braña que hay sobre él. Donde entre la sombra y el frescor de los avellanos comía junto a mi familia y la cómoda hoguera donde se asaba la carne.
Es un lugar en el que brotan sensaciones y vibraciones de libertad, de placer , de serenidad y algo indescriptible que solo se siente.
El marco de rocas, entre esos tres morrillos que la cautivan le dan una imagen prehistórica puesto que hacen parecer que sea un Dolmen de la edad de piedra.
En la ladera norte de la sierra de Peñasagra nos encontramos con un testigo pétreo del pasado.
A nuestro modo de entender, humildemente, este gran megalito hincado en la tierra posiblemente sea un menhir.
A los pies de su cara sur nos damos cuenta que surge una pequeña elevación del terreno flanqueado por piedras formando una especie de cuadrado. Nos hace pensar que pueda formar parte de un conjunto junto con el megalito.
No hemos encontrado más información sobre este megalito por parte de ninguna sociedad o institución de cara a su época o a su explicación simbólica.
Generalmente los menhires se determinan como símbolos funerarios. Algunas voces indican que puede tratarse también de límites geográficos o de pasos de fluidos subterráneos.
En Enigmas de Peñasagra hemos querido dar un poco de luz a esta parte del patrimonio que nos parece tan antigua y que es muy desconocida incluso en el mismo valle del Nansa, que es donde se halla , tan solo visitado por los ganaderos que pastorean el ganado por estas brañas.
