En la sierra que separa los pueblos de Carmona y Cosio en un área llamado Regolva se sitúa un antiguo campamento romano de campaña.
Este campamento, citado como Cueto de El Haya, esta corroborado por los autores del libro Castros y Castra de Cantabria afín a la consejería de cultura.
De este solo se conserva la antigua muralla que lo rodeaba (Agger) en algunas zonas acompañado de un foso.
Todo indica a que fue construido en tiempo de las Guerras Cántabras. Puesto que se trata de un baluarte estratégico militar romano característico de época del Imperio.
Estos vestigios generan varias dudas puesto que es escaso en restos arqueológicos, útiles, armas, otras estructuras, etc.
Tampoco esta claro, según el catálogo castrense, la función que cumplía este enclave ya que los castros cántabros más cercanos conocidos se encuentran muy alejados que son Los Cantones de Cahecho en la comarca de Liébana y el llamado Castillo de Prellezo. Argumentando también que quizás en un entorno mas próximo se localicen núcleos de poblamiento indígena, los cuales no hayan sido encontrados y explorados en nuestros días.
Lo extraño de todo esto es que en toda la comarca del Saja, del Nansa, de Peñarrubia y Lamasón con todos los kilómetros cuadrados de espacio que ocupan sus valles en el corazón de la antigua Cantabria. Con su ríos, afluentes y montañas no se halla localizado ningún núcleo de población, cuando es cierto y está comprobado mediante la arqueología, en algunos casos, han sido ocupados desde el paleolítico como lo demuestra, por ejemplo cuevas como la de Chufín, manteniéndose la habitación durante el neolítico y en principios de la edad de los metáles como constatan los ídolos de los Cantos de la Borrica en Sejos o en Ídolo del hoyo de la Gándara en Peñasagra, entre otros.